Nuestras vidas son como los trenes. Hay personas que sólo están ahí para hacernos más ameno el viaje. Algunos, quizá por miedo, se quedan en el andén sin hacer nada, hasta que llega el día en que se dan cuenta de que ya no habrá mas trenes que pasen a recogerlos.
El problema de esto es que una vez dentro, nunca sabes en qué parada va a bajarse cada viajero, ni si esa será la última vez que verás a la persona que en estos momentos tienes apenas a dos metros de ti. ¿Qué hacer entonces? Disfruta al máximo del momento que pases con cada persona porque ¿quién sabe si será el último? A veces ese momento es vital para darse cuenta de que los asientos están ahí para que ocupes tu sitio y que el tren es capaz de llevarte tan lejos como seas capaz de imaginar, pero muy pocos son lo que descubren este secreto.
Les invito a que tomen asiento.
Elena Maura Bengoechea